Epilogo

Tajurú andurreó hasta el observatorio. Allí se encontró a Agus, Serenere y Madelaf junto al cuerpo de Antares.

-¡Oh! ¿El también? –Fue corriendo hacia sus compañeros-. Chicos, tenemos que hacer algo. El asesino va a terminar matándonos a todos.

Los tres rodearon a la mujer pingüino lo y observaron silenciosamente. Por fin, ella comprendió.

-¡Oh! Sois vosotros, ¿verdad?

Agus asintió mientras acariciaba un cuchillo.

Tajuru se rindió y le cedió su ballesta.

-Si me tienes que matar, que sea con ella. Por favor, que sea rápido.

Agus cogió el arma la apuntó, pero Serenere lo detuvo.

-¡Eh! Creo que ya no es necesario. Hemos ganado.

-Sí, podríamos dejarla vivir… como nuestra mascota.

Agus se lo durante unos instantes y finalmente bajó el arma.

-Siempre viene bien tener a alguien que entre el primero en los sitios peligrosos. Te dejaremos con vida… si te portas bien. –Dicho esto, le arrojó un arrojó un arenque que ella cogió al vuelo.

Tajuru suspiró aliviada y se unió a sus captores. Si no puedes con ellos, únete. Sobre todo si tienen pescado fresco.

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